CITA DE TINDER, CITA DE 4

 



¿Qué mierda hago aquí?, y sí, esto es lo que me repetía una y otra vez mientras esperaba a "llamémosle Juan", ahí estaba yo, sentada en una mesa de un bar simulando que bebía cuando en realidad observaba todo a mi alrededor.

Es así como comienza esta historia, muchos conocerán la aplicación como lo es TINDER, una red social de citas,  encuentros, y en algunos casos de encuentros sexuales.

¿Pero cómo llegué ahí?, pues todos tenemos un grupo de amigas, en mi caso estaba  conformado por 4 incluyéndome, Emilia, Anell, Isabel, y quien les escribe, entre tanta conversación nos percatamos que ninguna de las cuatro tenía novio, ni mucho menos amigo con derecho, de tanto reírnos por esa coincidencia cósmica, decidimos descargar en ese momento Tinder y dejarle al universo que conspire para ver quién consigue primero pareja.

Básicamente esto era una apuesta, quien salía primero con el chico ideal automáticamente las otras tenían que pagar una salida completa un fin de semana, era un poco gracioso ya que ya habíamos escuchado muchos casos sobre el uso que la mayoría de hombres y mujeres le dan a esta aplicación.

Esto es como tener una revista pero digital, en el cual te muestran una cantidad y variedad de hombres y mujeres, en algunos perfiles con descripciones en los que te enganchaban y otros simplemente los pasabas deslizando hacia la izquierda o aplastando la X.

Dentro de este juego de conseguir al chico ideal, la regla era no mostrar foto, ni detalles del candidato, pues íbamos a dejar que todo fluya en un tiempo determinado (un mes) sí, solo teníamos un mes para encontrar al chico tinder que nos complemente, yo lo veía muy lejano pues me manejo un carácter un poco fuerte a diferencia de mis amigas, pero como lo dicen todos, nada es imposible en esta vida.

Por horas de  ver foto tras foto,  me saltó "Juan", su descripción decía que era un chico romántico (apropiado para mí pues también lo soy), le gustaban los animales, amante de la música, y lo mejor de todo su cuenta estaba verificada, es decir que efectivamente el atractivo que mostraba en sus fotos era muy real.

¡Hola! no me atreví a poner nada mas que eso, luego de 2 horas de haber enviado el mensaje y de haber conversado con  las chicas sobre el candidato, recibí un mensaje, confieso que tenia nervios, no lo quería abrir porque no me quería atrever a esta locura llamada tinder.

¿Hola, cómo estás?, ¡ah pero que bien que escribe este chico!, fue lo primero que dije, iniciamos una larga conversación únicamente por esta aplicación, porque ojo, la regla era no dar redes sociales, ni número de contacto.

En varias ocasiones me pedía el número, pues según Juan, no abría mucho esta aplicación por falta de tiempo  (en esta parte no sabía si creerle). Durante el tiempo que nos mantuvimos conversando trataba siempre de no escribir mucho sobre mi, pues aún teniendo una verificación en su perfil, creía  que aún no era el momento de hablarle de mí.

Mientras tanto en el grupo de whatsapp las risas no paraban, y así mismo la curiosidad de cada una, pues todas estábamos en la misma situación, ya habían dado match con su candidato.

Sin dar detalle alguno nos propusimos coordinar una cita con cada chico en el mismo lugar, es decir cada una en mesas distintas, haciendo creer que éramos desconocidas.

Emilia llegó primero al lugar, luego llegué yo, y las dos restantes tardaron un poco en llegar pero llegaron, para esto no dimos la opción de que el chico Tinder nos pase viendo por las casas de cada uno, pues recordemos que esto era todo a través de la aplicación.

Cada una desde su mesa y viendo el celular nos reíamos ya que no creíamos esta locura que estábamos haciendo, y todo por una apuesta, lo que sí era extraño es que todas coincidimos en que esta persona en mi caso Juan, había mencionado que casualmente tenía una reunión en el mismo lugar a la misma hora, pero que para él no era molestia acudir a la cita y a la vez a su compromiso laboral, pues reflejaba ser un hombre bastante ocupado.

¿Ya llegó el tuyo? puso Anell, pues no, me dijo que tardaría 10 minutos, Isabel y Emilia coincidieron con esto, ¿Qué raro, están los 4 atrasados, no será la misma persona? opinamos mientras cada una desde sus mesas se reía viendo el celular.

Luego de media hora de espera, entró Juan, indudablemente un hombre alto, muy atractivo, llamaba la atención de todos en el lugar, como mi mesa estaba cerca de la entrada me levanté para señalarle dónde estaba ubicada, al mismo  tiempo se levantó Emilia, Anell, e Isabel,  las tres nos quedamos viendo por la coincidencia.

Juan, se acercó a mi a saludarme, y oh casualidad, Juan era el mismo Juan de las 4, el mismo chico del que cada una hablaba, sin enviar foto, ni dar detalles, luego de reírnos al darnos cuenta lo que sucedía, decidimos contarle la verdad a Juan y decirle que éramos amigas.

Una cita de Tinder terminó siendo una cita de 4, después de todo Juan se portó como todo un caballero, ninguna se quedó con Juan, pero si decidimos eliminar la aplicación.

No sabremos si dentro de un tiempo tendremos un Juan nuevamente, así que preferimos dejar que ya no conspire el Universo sino que todo fluya a su medida, y es que el tiempo te da a la persona correcta, en el momento correcto y no precisamente en una red social.



Escrito por:

Génesis Barrera A









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