HISTORIAS DE UN HOSPITAL (primera historia)
- EL AMOR ES PARA SIEMPRE-
Desde que era muy pequeña estaba acostumbrada a las idas al hospital, no por mi salud, pero sí por mi padre, quien constantemente se enfermaba pero que a mi corta edad no sabía el motivo mucho menos el por qué acudimos mucho a este lugar.
Me estaba acostumbrando a observar a personas vestidas de blanco con un sombrerillo, zapatos blancos, y guantes, siempre me saludaban pues también se les hacía cotidiano que me vean ahí visitando a mi papá.
Cuando mi mamá acudió al llamado -"familiares de Oswaldo"-, me pidió que me quede en la entrada, en compañía de un señor mayor, el cual ninguna de las dos lo conocíamos, pero al no tener con quién dejarme, le pidió que me cuide unos minutos, esos minutos se hicieron largos, pero durante este tiempo Don Jorge, me contaba su historia misma que a continuación se las relato:
Don Jorge era un señor de 65 años de edad, bastante mayor, con canas muy notorias que a lo lejos brillaban con la luz, pues su cabello era totalmente cubierto de canas, -usted puede ser mi abuelito- fue la frase que le sacó una pronunciada sonrisa a Don Jorge, pues en sus ojos se notaba una tristeza profunda y un brillo de pocas esperanzas, entre risas y tanto, le pregunté a quién esperaba y su respuesta fue - al amor de mi vida- pues ya llevaba un mes en terapia intensiva a causa de un infarto que de inmediato la llevó a un coma.
Don Jorge: Teníamos 15 años de edad cuando nos conocimos, yo la vi bailando en compañía de sus amigas, era la mujer mas bella que jamás había visto, su cabello era largo y rizado en las puntas, tenía unos zapatos color blanco, un vestido celeste con medias blancas, y un lápiz de labio rojo que de inmediato me provocó besarla.
Sin dudarlo ni un segundo me acerqué a ella, pues estábamos en el cumpleaños de un amigo en común quien hasta ese momento no nos había presentado, - Hola, mucho gusto soy Jorge - ella con una sonrisa y sus cachetes rojos volteó a verme, e ignorando mi mano extendida dijo con su dulce voz - mucho gusto, soy Martita - al escuchar ese nombre, se me quedó marcado para siempre en el corazón, era la chica mas hermosa de la fiesta, luego de muchos intentos para poder bailar con ella, y en complicidad de sus amigas procedimos a bailar, las horas parecían que no pasaban por nosotros, en el lugar éramos solo ella y yo en tiempo y espacio, esa noche nunca la olvidaré.
Luego de una larga relación de irla a ver al colegio, y nuestros tiempos en la época de la Universidad, le pedí matrimonio, nos casamos y tuvimos 3 hijos, 2 hombres y una mujer, pero ellos ya crecieron, ya son adultos con sus compromisos y viven en Estados Unidos, hicieron sus vidas allá, y de estos viejos ya no se han de acordar.
Con el pasar del tiempo, me daba cuenta que mi Martita comenzaba a olvidarse de las cosas, me preocupé por aquello así que decidí dejar mi trabajo para dedicarme a ella, tenía miedo que llegue el momento en el que no se acordara de mi, pues ya para esto en los varios exámenes que le hicimos nos habían dicho que tenía Alzeimer, esta cruel enfermedad que borra los mejores recuerdos de la vida de quienes queremos seguir recordando, fue así como el pasar del tiempo mi Martita se iba olvidando de mi, - ¿pero no se acordaba de su nombre?- raramente de eso sí, ella me llamaba a lo lejos con su voz baja y temblorosa, -Jorge dónde está mi Jorge- y yo acudía al llamado y le decía que me encontraba con ella ,siempre estaría con ella.
Un día al despertar Martita se acordó de nuestro primer baile juntos, ella sonreía y yo sentía que estábamos reviviendo ese momento, fue ahí donde puse música y con un volumen alto, le estiré la mano y le pregunté si quería bailar conmigo, ella se levantó sonriendo me dijo que sí y bailamos, durante una hora bailamos, nos besamos y éramos un solo corazón, fue ahí cuando sentí como mi Martita se desvanecía entre mis brazos y sus lagrimas caían poco a poco, su mirada se estaba apagando, me angustié no sabía que hacer, corrí hacia la puerta a llamar a mis vecinos, al llegar al hospital nos dijeron que había sufrido un infarto, y se encontraba en terapia intensiva ya que no estaba reaccionando.
-¿Y desde entonces usted está aquí esperando a Martita?- hija, llevo 2 meses esperando en este mismo lugar a mi Martita..
En ese momento la enfermera salió a llamar a Don Jorge, que para esto ya lo conocían por ser un esposo ideal esperando a su esposa, -Don Jorge, lamento decirle esto, pero la señora Martita no sobrevivió, acaba de fallecer- Don Jorge con la mano en el pecho se levantó de aquella esquina donde esperaba siempre al amor de su vida, y desconsoladamente se puso a llorar, yo sin saber qué decirle lloraba por la tristeza, mi madre de inmediato al ver la escena salió por mí.
A las 2 semanas siguientes, acudimos a una última consulta de mi papá, y me acerqué a la enfermera y le pregunté si sabía algo de Don Jorge, a lo que ella contestó - mijita, Don Jorge a los 5 días de haber fallecido la señora Martita, murió, no pudo con la pena, sus familiares vinieron e hicieron los trámites para enterrarlos juntos.
Fue ahí que a mi corta edad comprendí que el amor va más allá de cualquier palabra, que se trata de hechos, de demostraciones, de mantener esa complicidad con tu pareja, y siempre pensar que serán eternos, aquí en la tierra o allá en el cielo.
Espero que Don Jorge esté junto a su amada Martita, mientras tanto, mis idas al hospital continuarán.
(Todo lo relatado en esta historia es ficticia).

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